juega con el viento
conversa con la nube
se embriaga de cánticos
antes del suplicio
baudelaire
beso esta almohada
donde tú y yo vivimos
el instante perfecto
e e cummings, aprox
ama a quien te ama
hasta nacerte
gérard de nerval, aprox
amé, fui amado
eso basta para mi tumba
lamartine
es bueno y saludable
no tener esperanza
alfred de vigny
uñitas rosadas que la marea quiebra
dientecitos que el reflujo desgasta
conchas, piedritas, pedacitos de hueso
camilo pesanha, aprox
por esos labios rojos
con su triste soberbia
yeats
quien mejor sabe engañarse
lleva una vida más alegre
dostoievski
rehúyo a la gente
porque quiero sucumbir
en calma
kafka
cada minuto
hasta el más efímero instante
debe ser de absoluta alegría
el sol del espíritu
aquel mundo más bello
ha perecido
y en la fría noche
combaten huracanes
holderlin
los santos
hombres fuertes
artistas como ya no hay
rimbaud
qué perfume en el aire
qué pura es la luz
qué sol tan hermoso
para los moribundos
7 de junio: fatal
hoy no he escrito nada
personajes de novela
mal construidos
sin cimientos
ni subsuelo
andré gide
adiós, viva claridad
de nuestros veranos
demasiado breves
el progreso moral
sólo consiste
en no ablandarse
jean cocteau
la frivolidad es un crimen
porque remeda la ligereza
cuanto más me frecuento
y reconozco
menos me comprendo
montaigne
en lugar de escribir
pierdo el tiempo
mirándome las manos
franz kafka, aprox
en los escritores
todo es mediocre
pequeñoburgués
y lamentable
todo apesta a la maldad
más innoble
a la peor bajeza
thomas bernhard, aprox
predico la soledad
y la aborrezco
thomas bernhard
tengo el presentimiento
de que voy a morir
en grecia
lord byron
no perder el tiempo
no ser atrapado
no quedarse atrás
no parecerse
w. h. auden
cuanto más reflexiono
más oscuro resulta
simónides
señor, ya estamos solos
mi corazón y el mar
antonio machado
oh, imaginación
convives con la nada
y en la nada procreas
shakespeare
el que ama
vale más
es más fuerte
nietzsche
una vez más
me dejo llevar
y hago estrellas
demasiado grandes
van gogh
nada hay más dulce
que su boca amiga
alfred jarry
había vivido
con árida melancolía
la época del palisandro
henry james