cinco bicicletas (1)


marcel duchamp


cinco bicicletas

que hábilmente has trocado en ingenuidad
esa necesidad terrera
mira las ruedas girar enniqueladas
y el metal engomado
frío e indiferente
crujir de guijarros

del aire que te sostiene
admiro la devoción

una

cuando misturo cajones de distinto tamaño
las hojas desprendidas buscan con la mirada
el árbol a lo lejos
salando de cristales la humillada
venero fue y avergonzadas
los brazos se revuelven en los cuerpos
cuando la quietud se balancea en rocas

dos

despeñada de mí la nube que madura
entre la hierba
una caricia firme o desmedida
un puente que tus labios salivan
deshecho en faralaes
turbio y ronco de malezas
tú que corres
a mostrar en la cortina
los élitros brillantes de tu vientre
asomada a la risa delgada de las horas

le falta un diente al blancor de tu pecho
para hincar de luz tanto silencio

tres

cien arrugas que al hueco de la mano
transpiran cetros
singladuras del mármol
un cielo conquisté en desusado sitio
espada fui tendida en cualquier sangre
al atardecer
mi largo capuz oscurecía encendidas almenas
matacandela que a tus labios llamaba
tenaz
rodrigón de tu tierno aliento

cuatro

es en la escondida selva donde pronuncias
tus tímidas sospechas
el semen que las baquetas derraman
en la tensada piel de los tambores
colibríes que ébrian un viento que resbala
lejos de nosotros
yo
el más pequeño de todos
pegado al vientre de mi madre
oyéndote llamar
hermana
he nacido con dos cabezas y
un único ojo
y es tal mi fealdad
que vomita en arroyos los reflejos
de cada superficie y titila
quejosa
así el recogimiento como el asco
que en mi boca aún bullen
rodando del mar por las orillas
llevado de las olas
y con todo
encrestado
me muestra a los demás en sus manos
y pocos se atreven a tocar
el pelo que me hirsuta

cinco

y todo es lluvia y lluvia y
el corazón arqueado de un solo hombre

entrevista quimera

foto: jenn díaz



ENTREVISTA (mínima)
por Pablo Chul




astillas es la continuación de tu novela anterior, el afinador de habitaciones. ¿Qué relación hay entre ambas? 
cuando terminé de escribir -el afinador de habitaciones- quise continuar con ese personaje, saber más, estar con él, porque me interesaba conocer el destino de alguien tan incapacitado para vivir, y eso es -astillas-

¿Quién es y cómo es este narrador? 
el personaje de estas novelas, y también de algún cuento que voy escribiendo, es generalmente un ser desvalido, con graves carencias afectivas, que no ha encontrado su sitio en el mundo, ni lo encontrará, que vive la vida como una agresión constante. en definitiva, una persona sensible, una persona cualquiera

¿Y hacia dónde irá la continuación de esa serie de novelas, de estos "relatos del yo"? 
en la actualidad estoy escribiendo la tercera parte -un insecto de color café- que tiene un tono casi de comedia, con un narrador -torpe- que lo cuenta todo excepto la historia que pretender contar, y da vueltas y vueltas y saltos temporales alrededor de esa historia, en una especie de terapia sin curación posible 

¿Se cerrará así la trilogía? 
en primer lugar, debo aclarar que estas obras forman parte de los -relatos del yo- no me he marcado un número determinado de obras, pero sé que no serán tres, porque detesto las trilogías y lo que significan: comercio, vacío y afectación. los escritores deberían dedicar sus esfuerzos a escribir una novela, una buena novela, y no tres naderías

¿Encuentras demasiadas naderías entre lo que publican tus contemporáneos? ¿De qué clase? 
leo poco a mis contemporáneos, a veces ni siquiera me dan tiempo, autores que en el 2.010 eran considerados poco menos que genios, en el 2.011 son tratados de -basura literaria- y barridos como el confeti tras la fiesta. esto se debe a la terrible frivolidad y voracidad del mercado, y a la utilización comercial de textos y autores, que propicia una literatura apresurada y epidérmica, falta de pensamiento, de reflexión

¿A qué autores, entonces, lees con gusto? 
prefiero a los escritores que han madurado lentamente, en casa, al margen de todo, como proust o emily dickinson. los que hacen de la literatura algo personal, no una carrera de reconocimiento social

La voz del narrador protagonista de astillas parece similar a la del narrador de la cuervo, texto que abre el afinador de habitaciones... 
en realidad, son muy distintos, el narrador de -la cuervo- es un boxeador que no lee, su sensibilidad está muy al fondo, y además no es del todo fiable. tiene un pensamiento vulgar y ya hecho, con expresiones que se repiten a lo largo del relato: y entonces, de verdad lo digo, la vida es como ciclos, y eso nadie lo sabe mejor que yo, etc. mientras que el narrador del afinador y de astillas es muchísimo más culto, es un lector compulsivo y su sensibilidad suele acabar en desmayos (el afinador) y en lágrimas (astillas) sus reflexiones sobre el mundo, la vida y el resto de los personajes, estarían completamente fuera de lugar en -la cuervo- la similitud está en la voz narrativa, y en cómo se manifiesta esa voz

La ausencia de mayúsculas, una sintaxis fluida y los insertos de partes de la oración entre guiones caracterizan esa voz que parece ya indentificarse con la tuya. ¿Se trata de un artificio narrativo para simular la forma del pensamiento, es tu expresión, es la reivindicación de un habla nueva, una propuesta estilística o qué? 
posiblemente sea todo eso y más, los diálogos desnudos, sin acotación, también forman parte de esa decisión de no intervenir en el texto. lo curioso no es que esa voz se identifique con la mía, sino que muchas veces me sorprendo a mí mismo hablando exactamente igual que mi narrador, y me callo

Pero, ¿no puede suceder que un recurso estilístico tan intenso como esa voz narrativa interfiera en el relato? 
mi intención es que se exprese con total naturalidad, que esté cómoda en el relato, acercarla al lector y conseguir esa inmediatez que la literatura ha perdido, que entre la voz narrativa y el lector no haya nadie ni nada que incordie, que moleste. ninguna exhibición de buenos sentimientos, de conocimientos teóricos sobre lo que sea, de erudición. una narrativa interior, íntima, sin intermediarios. lo que busco es la desaparición del autor, apartarme de esa prosa necrosada y absolutamente inexpresiva que se reconoce como -buena literatura- y alcanzar una saludable -inconsciencia prosística-

¿Cómo se relacionan tu poesía y tu narrativa? 
mi obra narrativa es una continuación de la poesía. la escribo con la misma intensidad y con el mismo cuidado, para mí no hay diferencia. hace mucho tiempo, años, que no escribo poesía, sólo para el afinador o esos versos sueltos que es lo único que le está permitido al protagonista de -astillas- lo cierto es que en estos momentos no creo en la poesía, ni en la mía ni en la de los demás, por eso no me decido a publicarla. dejé de escribir poesía cuando compuse un recitativo con palabras inventadas, pura cáscara retórica, y eso acabó conmigo. supongo que yo también tenía -las páginas contadas- ahora soy un poeta sin poesía, un poeta narrativo o algo así

¿Dónde y cómo reconoces el germen de una posible historia? 
es algo demasiado vago para explicarlo, una mezcla de tono y atmósfera, algo que casi puedes acariciar. no hay ninguna idea, ninguna historia que escribir, sólo tensión, como si estuvieses cargado eléctricamente. lo único que sabía en -el afinador de habitaciones- es que un chico conocía a dos chicas de un reformatorio. en -astillas- que la abuela del protagonista se moría, no necesito nada más para ponerme a escribir. el relato o la novela no es lo que planifico, es lo que ocurre cuando escribo. eso me convierte en un irresponsable, pero permite que los personajes se muevan libremente, que respiren. por ejemplo, en -la cuervo- tenía una anécdota mínima y un narrador iletrado, preliterario, me basé en algunos procesos de brujería, y en -el informe secreto- de mateo alemán, o al menos en lo que recordaba de esos informes, de esas voces. al terminar el relato me di cuenta de que me había olvidado esa -anécdota mínima- y lo que es más importante, de que el relato no la necesitaba. más que un arquitecto que proyecta su construcción, me siento como el arqueólogo que descubre una arista de mármol en la arena y comienza a excavar. y a corregir, no paro de corregir cada párrafo hasta que consigo la adecuada ligereza, la transparencia, el ritmo perfecto


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Nota del entrevistador
El narrador de el afinador de habitaciones, publicada hace un año, retoma la palabra en astillas. Conversamos con celso castro, de quien sí se puede decir aquello de que escribe sólo como él mismo. Y si no, a los hechos: hemos respetado la peculiar puntuación, sintaxis y ortografía en sus respuestas.